Al igual que cada vez hay más personas que toman la decisión de realizarse un tatuaje, también son numerosas las que optan por todo lo contrario. Es decir, por quitar el tatuaje, ya que este no les gusta, con el tiempo se ha deformado o venía a representar a alguien que ya no forma parte de sus vidas.
En todos esos casos, una de las alternativas más eficaces que existe es la de optar por quitar el tatuaje con láser. Se trata de un método que ofrece un gran resultado, después de entre seis y ocho sesiones, y que requiere que el paciente someta a su piel a una serie de cuidados especiales posteriores. En concreto, debes apostar por cumplir con estas recomendaciones:
- 1. Bajo ningún concepto debe permitir que la zona afectada se exponga al sol.
- 2. Tal y como aconsejan los profesionales médicos, es necesario que, a diario, se aplique la crema o pomada antibiótica que se le recete. Esta ayudará, entre otras cosas, a que la costra que puede aparecer se cure rápidamente.
- 3. De la misma manera, cuando se aplique la pertinente crema, acto seguido debe colocarse una gasa estéril para proteger la zona y evitar que la misma esté expuesta al sol y pueda infectarse.
- 4. Por supuesto, es imprescindible que no se rasque la parte del cuerpo de la que se ha eliminado el tatuaje. ¿Por qué? Porque puede causar daños que hagan que sangre o que incluso se infecte.
- 5. De la misma manera, también está prohibido que la persona en cuestión durante el proceso de eliminación acuda a sesiones de cabinas de rayos UVA.
No obstante, siempre es recomendable que, si a pesar de seguir estos consejos se nota que el área donde se está actuando está supurando, sangrando o se encuentra demasiado inflamada, se acuda al médico.
